La nit de Sant Joan.

La nit de Sant Joan, la de ayer la de anoche, no la voy a olvidar. Descubrí, para mis lamentos, mis adentros, que no me amas, y que tal vez, ni lo hiciste, ni lo harás. Te amé tanto que te di libertad, tu vida sin mi vida, mi dolor por tu felicidad. A cambio te pedí mi derecho al olvido, y tu, en tu orgullo, tu vanidad, sólo el peso del recuerdo, la complacencia del uso, de tu necesidad. Tu presencia que me quiere dices, repites, sólo para saciar su ansiedad. Me tomas entre tus manos como un juguete que quieres probar, dices que me quieres, y ni siquiera sabes con quien estás. Ayer decidí como diría Sabina: que “antes de que me quieras como se quiere a un gato” me largo con este amor para otra, otras, que al fin y al cabo, también sé no mirar hacia atrás. Sin embargo, si la vista no me falla, nos queda una última cita, ni en un mes, ni mañana, en menos de un año, una ultima oportunidad de vida, de camino, para escoger entre por siempre o por jamás. Aunque aquí entre nos, si me permites un dejo de cruel sinceridad, preferiría no verte nunca, porque ayer te empecé a olvidar. Dejé de creer en el destino, al universo no le pido más, la otra vida me tiene sin cuidado, es algo que jamás va a llegar, la nada es lo que me espera la nada para olvidar, que mi orgullo me hizo creer que me amaste, y tu orgullo de merecer todo, me ubicó en mi realidad. No puedes amarme ni yo dejarte de amar... La noche se me atraganta, bajando como cristal por la garganta, desgarra los recuerdos, odiando la verdad, aliada a mis enemigos, perdida en la banalidad, desearía llevarte al mundo que conocimos, de magia y espiritualidad, el cristal me llega al pecho, y mi amor termina de rematar. Al menos, para mi vida, mi sendero, queda intacta mi voluntad. La nit de Sant Joan, la de ayer la de anoche, la más amada… se fue para no regresar.