domingo, 24 de octubre de 2010

Aquí en confianza...

Si me permite decirlo,
me gusta la curva que hace su espalda
cuando contenta se arquea.
Me gusta sin tapujos,
una cuarta arriba del ombligo,
al natural y sin barreras,
aunque ya siendo sinceros,
una cuarta por abajo del ombligo
es donde prefiero cobijar mi impaciencia.

Si me permite decirlo,
me gusta el sabor de su boca
aunque prefiero el de su piel,
cuando brilla mojada,
y qué decir del agua salada,
que brota de la sierra
y llega cálida a mi sedienta lengua.

Ya entrando en confianza,
aquí en secreto desahogo,
me gustan sus brazos en mi espalda
y su cuerpo sin adornos,
así tan usted,
con las rodillas mirando al cielo
y yo en la tierra perdiéndome en él.

Pues ya en confianza,
me parece perfecto
el peso de su cuerpo,
en especial cuando desde abajo lo veo,
saltando, jugando, cayendo,
recargándose en mi pecho,
sudando sobre mi piel.

Termino esta nota
de desnuda sinceridad,
diciéndole que la quiero
y que más la podría querer.
le reitero mis respetos
y espero que estas líneas
al igual que esas horas,
pasaditas de las doce
hora y media antes de las tres,
le dejen un buen sabor de boca,
un recuerdo,
o incluso, que me llegue a querer.

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